Hola Karina, hoy quisiera tocar un tema que influye mucho en la construcción de la identidad sexual en las primeras etapas de la vida, y es los juegos y juguetes que ponemos a disposición de niños y niñas, así como también los cuentos. Ya sean juguetes didácticos o de mesa, o juegos reglados como relatos, leyendas, influyen en el modo en que educamos el SER VARÓN O MUJER. Por lo que debemos ser muy conscientes de la importancia que desempeñan en el desarrollo de la vida sexual.
Además de ser elementos que divierten, entretienen son instrumentos que socializan e inculcan ideas, creencias, valores sociales, modelos de ser varones y mujeres, ayudan a resolver conflictos, y dan lugar a la creación estimulando la imaginación.
El programa de educación sexual integral nos invita a educar en sexualidad desde una perspectiva de género teniendo en cuenta el poder distinguir juegos sexistas para poder brindar alternativas de juegos y juguetes fundamentados en valores positivos, equitativos que favorezcan el pleno desarrollo de niños y niñas.
¿CUÁNDO DECIMOS QUE UN JUGUETE NO ES SEXISTA?
• Cuando no reproduce o no fomenta roles sexuales.
• Cuando fomenta y facilita el DESARROLLO de CAPACIDADES del niño o de la niña.
• Cuando favorece otros valores positivos independientemente de que sea niña o niño.
• Cuando fomenta nuevos valores de IGUALDAD para nuestra vida.
Entre las familias, los educadores y los profesionales debemos co-educar. Una de las metas en discapacidad es favorecer la integración social y poder ayudar en corregir el sexismo, ayuda a reducir las desigualdades entre niñas y niños, mujeres y hombres, y lograr una sociedad más justa, igualitario y equitativo.
Al nacer y comenzar a interactuar con el entorno se van adquiriendo la identidad personal y el entorno más importante es el de la familia que ya en otras oportunidades dijimos de cómo van imaginando ese ser varón o mujer del hijo , inclusive antes de nacer.
Sabes Karina que se han realizado estudios en que se pedía a personas adultas que interactuasen con bebés de pocos meses sin conocer su sexo. Se comprobó que dedicaban más sonrisas y caricias cuando creían que los bebés eran niñas (aunque en realidad eran niños), mientras que cuando pensaban que eran niños se les movía más y se les daban juguetes “propios de su sexo”. Este trato diferenciado es percibido por las criaturas que notan cómo les hablan y se dirigen a ellas de manera diferente. Acá me quiero detener en que cuando un niño o niña tiene una discapacidad muchas veces el período de dejarlos jugar con tiempo libre se reduce mucho porque hay que dedicar tiempo a los tratamientos, invito alas fmailais a pensar que la actividad de jugar es la gran oportunidad de aprender y ejercitar el lenguaje, la motricidad, el afecto. Yo cuando trabajo con adultos con discapacidad intelectual y les brindo la posibilidad de jugar con muñecos sexuados , es increíble ver con que amor abrazan y cambian a los muñecos bebes y tanto hombres como mujeres disfrutan del típico juego de “jugar a las muñecas" que yo les digo bueno vamos a jugar a las parejas, y arman parejas y familias teniendo en cuenta la diversidad sexual.
Volviendo al tema de cómo tratamos a varones y mujeres en los tres primeros años de vida se estimula más en los niños que en las niñas el ejercicio físico. Por el contrario a las niñas se les acaricia y se les habla más.
Respecto a un tema que hace a la cuestión del género masculino en donde se desde pequeños se les permite que sean más agresivos. En muchos casos la propia familia refuerza la conducta violenta de los niños fomentando la práctica de ciertos deportes y juegos. Se les permite la lucha, el defenderse con un empujón, patadas. Y se dicen frases como vamos “vos sos bien machito, “ y se les enseña a cerrar los puños y hacer movimientos de boxeo, y con toda inocencia , no se piensa en qué importancia tiene esto en cuestiones posteriores de violencia de género.
El verdadero problema no está en pensar que niños y niñas son diferentes sino en atribuir un valor inferior a lo vinculado con las niñas y con lo femenino. Por ejemplo, jugar al fútbol y pensar que tu hijo será un futbolista de élite no tiene el mismo valor que jugar a las casitas y pensar que tu hija será una magnífica cuidadora.
Prof. María Marta Castro Martín
Sexóloga Educativa
El presente escrito pertenece a la Columna semanal de Estimulación Temprana del día 2 de junio de 2014 del programa “Somos lo que hacemos”