Los métodos anticonceptivos se conocían y se usaban desde los inicios de la civilización: pieles de animales, macerados de plantas. Variaban en forma y efectividad aunque siempre con un porcentaje bajísimo de protección de un embarazo. La Biblia menciona el coitus interrumpus y recomienda, al día de hoy, el método del ritmo. Recordar lo viejo y rudimentario de esas prácticas basta para percatarse de lo inhumanas y absurdas que son las leyes que tratan de impedir el acceso a la píldora hoy en día.
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