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Los laberintos de la sexualidad
de Néstor Gabriel Medvuidenur - viernes, 29 de mayo de 2015, 16:43
 
Los laberintos de la sexualidad
 
Entrar en lo sexual es siempre un tema complejo, porque sabemos que el campo de lo sexual es siempre problemático. Campo que se constituye a partir de las primeras marcas que el otro dejo en nosotros. Sobre  la base de esto, entonces tenemos que ubicar como cada uno se las ve con lo sexual y como recorre ese laberinto que atraviesa toda la vida desde que nacemos.
 
Decimos que cada uno tiene su impronta y su modo; y sobre ésta singularidad hay que pensar este laberinto y esta problemática; digo problemática para decir que es un tema que está presentado siempre no como lo ya dado sino como lo que se debe constituir.
 
Para el psicoanalisis lo sexual está desde el inicio y así es, porque la pulsión y la libido van de la mano en un camino de escollos y respuestas que el propio sujeto debe ir dando.
 
No hay fórmulas ni modos universales, pero si es necesario, construir para cada uno aquel modo que le permita una reunión con su cuerpo, su goce y su relación al otro.
 
La entrada del infans a la cultura lo enfrenta con una complejidad de desafíos que tendrá que ir resolviendo a lo largo de la vida, la pregunta por el sexo, y por el goce son preguntas que recorre lo humano, porque lo humano se constituye sobre ciertas preguntas cuyas respuestas deberán ser construidas de acuerdo a las experiencias que se van transitando.
 
La educación es una entrada en el humano para ubicar  que la pulsión requiere un dique, un camino y porque no también ciertos límites, que permitan en cada uno la constitución de un cuerpo y un erotismo que tenga como borde también el cuerpo y el goce del otro.
 
La sexualidad se construye por bordes, esto es: por límites que delimitanespacios.
Es de fundamental importancia brindar los elementos que permitan la construcción de dichos límites y bordes que permiten la entrada con lo posible y con un goce tolerable y permitido para cada uno.
Freud nos invitó a pensar la complejidad que portamos por ser seres parlantes y a localizar que somos un cuerpo, que muchas veces nos excede, y del cual a veces, no contamos, con un saber hacer con eso que nos viene de lo real como la pulsión que se nos presenta como arrolladora y sin sentido.
 
Se trata entonces de construir-agrego ahora- puentes como la posibilidad de que ese cuerpo que portamos pueda disponer del otro, tomando como premisa que el otro siempre es un campo de diferencia y de experiencia porque lo sexual es una experiencia que como tal no podemos anticipar, pero que sí, debemos recorrer en este laberinto que es la vida.
 
Lic. Néstor Gabriel Medvuidenur